sábado, 25 de septiembre de 2010

Causas y suertes




Una se pregunta qué hubiera pasado, de pasar,
si el pueblo
y los pocos que nos representan no hubieran crecido, doscientos años después.
Quienes utilizan la misantropía para conseguir enfrentamientos varios, sin duda, desean que la historia se repita.
Es sabido que a través de la necedad o de la estupidez del pueblo, se puede hacer dinero.
Publican los diarios que los Reyes de España han acudido a la localidad gaditana de San Fernando para presidir la conmemoración del bicentenario de la primera sesión de las Cortes de la Isla de León de 1810. Y que han apelado al espíritu de las Cortes de Cádiz para continuar con una España Unida.
Y que pese a que el escenario actual podría ser parecido al de antaño, algunas causas y suertes, han cambiado.

Es cierto que la necedad y la estupidez continúan impidiendo atisbar y por tanto, aprovechar la oportunidad, pero también es cierto que los papeles sobre la escena, se han transformado.
Las causas no son las mismas ni son consignadas muchas de las limosnas que se dan al pueblo.
Pero las posibilidades de la plebe continúan siendo reducidas.
Y lo digo teniendo en cuenta que ya era vox populi que temblaban cuando Fernando VII usaba pantalón. Y que se persiguió posteriormente la falda por atribución, con el fin de ensuciar los desvíos antropomórficos en materia sexual.
(Que hay que reconocer y no olvidar como lección que se utilizó posteriormente y para ocultar el desatino y la barbaridad la persecución hacia los hembros a quienes tildaron de maricas).

Aclarado el vericueto, la causa no es hoy el control absoluto, sino la fragmentación territorial parcial. Y aunque la realidad ha cambiado, se mantiene el hecho de que en las Cortes, no existen sino complacientemente, grupos o fuerzas institucionalizadas que representan al pueblo. Esto es: como la realidad ha cambiado lo que en 1810 no podría ser considerado despotismo ilustrado, hoy en día casi lo apercibimos como tal.

En vísperas de una huelga general, el ciudadano se pregunta qué intención tienen con la convocatoria las instituciones que por derecho nos representan constitucionalmente.
Porque no deja de ser evidente que no se enfrentaron a las consecuencias de una explosión demográfica que los enemigos del pueblo, absolutistas mudados en supuestos nacionalistas, nos hicieron pagar con el objeto de globalizarse internacionalmente para seguir enriqueciéndose en países supuestamente hermanos.
Los mismos que robaron a la Argentina su IPF (recordemos a Josu Jon Imaz, expresidente del PNV y actual presidente de Petronor) o que siguen cobrándonos a precio de oro nuestro derecho a la comunicación por cable, tendido que ya financiaron nuestros abuelos.
Con qué intención nos convocan si durante los últimos veinte años no se atrevieron a exigir a los gobiernos políticas económicas en las que se incluyesen los programas educativos. O lo que es lo mismo: el impedimento a la creación de facultades y centros formativos utópicos, edificados bajo la supuesta pretensión de que la empresa española tenía y asumía capacidad de respuesta.
Habrá que prestar atención entonces al azar para evitar otro cerco.
Y lo digo teniendo en cuenta que referirse al consabido "la historia se repite", puede dar lugar a que sobre la escena se coreen consignas misantrópicas, reduciendo la celebridad de Plauto en la premisa, para darle el corte de mangas.
Porque Plauto dijo "Lobo es hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro".
Abiertos frentes como los tenemos, creo que es caer en la temeridad, no tenerlo en cuenta.
Aunque bien es verdad, que el deseo de los Reyes de España, constata el hecho de que el pueblo español ha crecido.
Apelo en esto a La France, consciente de que en materia de revolución nos llevan siglos de ventaja y sabedora de que el pueblo español siempre fue muy bueno y también muy consciente de los escasos por no decir mínimos apoyos con los que contaba.
Y volviendo a los frentes abiertos, sus Majestades tendrán que comprender que cualquier intermediario fragmentador en nuestros intereses agroalimentarios comunes, nos llevaría a una posición misantrópica y finalmente, las migajas que recibe el pueblo, no podrían comerse por no ser vistas ni reparadas.
Entiendo que en 1810 los diputados en cortes no discutieran por la patente que dice que tanto el jamón ibérico y serrano como la tortilla de patata, son españolas.
Pero lo que no es comprensible es que para venderlas internacionalmente necesitemos de patentes no españolas a excepción de la posible y necesaria fusión franco-española. Que no es otra que la necesidad de asociarnos con los empresarios franceses para combatir la crisis agroalimentaria que padecemos gracias al libre comercio con Marruecos que aprueba parte de la UE.
Como decía, aunque algunas instituciones han superado el egocentrismo y la dependencia de los estamentos dominantes, como lo ha hecho la Corona; y aunque el pueblo ha superado los límites impuestos; es cierto que a efectos, no dejamos de ser súbditos de otro tipo de estamento, ahora llamado empresarial. Y que a ellos y por nuestra supervivencia debemos de defender. Y salir de las casas los hombres y las mujeres con palos y navajas con ardor agustiniano a jugarnos la vida, ante un supuesto enemigo liberalizador.
Queramos o no, y aunque no nos guste, tenemos frentes abiertos. Intermediarios que saquean, y nos reducen.
Amparados en y por política, acogen en su territorio a la manera feudal a un pueblo al que alimentan para la guerra o para la oposición. Y porque sabe que su paga sale de lo robado al español, no deja de atacar.
Las buenas intenciones en este sentido se han pagado en ocasiones recientes con la vida.
Porque la guerra no es ni ha sido nunca del pueblo, sino que lo es para diezmarlo siempre y está demostrado que para mucho más que su diezma.
Sea por el Pueblo y por S.S.M.M:
Consigamos una España unida, si. Pero manteniendo las distancias y vigilando las "carteras".




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