sábado, 20 de junio de 2009

Gloria


Hay un pueblo en España, que admiro de entre todos, por vivencia. No es que quiera entrar en detalles, ni mucho menos en comparaciones nunca válidas.
Porque entre todos los pueblos de España , hay gente maravillosa.

Pero todavía me queda bastante humedad en el cuerpo como para llorar por el pueblo extremeño. Y lloro hoy, y lloré ayer.

Y quiero que se entienda mi súplica cuando digo que ningún pueblo sirve de escudo. Porque el pueblo extremeño no es de metal, sino de carne y hueso. Y de alma.

Alma tangible y recia, alma sufrida y azotada, alma de sudor y esfuerzo. Alma que no abrazamos sufiente y por la que gimo hoy por no querer odiar.

Con la discreción absoluta de un Príncipe, con la dilatación de la carne, con el dolor del pueblo, con la espiritualidad del asceta, con pocos versos, desnudo y pariendo, te bendeciría si tuviese algún don más allá que mi plegaria al infinito, quizás adonde ya hayas llegado, para pedirte Perdón.


Perdón por la falta de humildad y de esfuerzo. Perdón por no haber hablado antes. Por no pedir, quiero decir exigir, un Impuesto impositivo por la Seguridad.

Seguridad que es urgente y requerida. Que es obligación del pueblo reclamar. Que no es abnegación ni olvido. Que es además por ley y por Derecho. Por amor, también. Pero sobre todo es necesaria por inteligencia y reconocimiento, no sólo por dignidad.

¿Cuánto vale el que nadie más sirva de escudo?

¿Cuánto valen 6 euros al mes de obligación ciudadana si podrían garantizar vida?

¿Cuánto vale el turismo, las inversiones, la ciudadanía, la imagen, cierta tranquilidad para un país? ¿Cúánto vale un portazo a la tragedia, un freno al miedo, un poco de humanidad, un corte de mangas al traidor, una desesperanza menos y una estima más?

¿Cuánto habrá que esperar para que se exija una contribución al Estado de la seguridad? ¿Cuánta violencia tendremos que soportar para que un Obama español nos pida ayuda, nos exija desde su Administración el plato de un día de cada mes para invertirlo en nuestra seguridad?

¿Por qué otra vida masacrada? ¿Por qué de nuevo tú, Extrema y Dura, tan castigada, tan embestida y saqueada? ¿Por qué otra vez sin agua?¿Quien quiere martirizarte?

Otra vez liderando a las víctimas del tercer mundo. Otra vez jugando al escondite macabro de los indignos y de los zafios. Otra vez la torpeza del necio, la estupidez del discurso, otra vez la respuesta del otra vez...

Oh! No.. Oh! No me digan que no han llorado... Oh! No me digan que no pueden. Pueden. Pueden prescindir de 2 paquetes de tabaco o de un rimmel. De una cerveza y media o de varios cafés. Pueden prescindir de un aperitivo,o de una pizza, de 1 película, de 2 pasteles, de unos pocos paquetes de chicles o de un bistec cada mes.

Si el gobierno no se atreve; si nadie lo pide, nos pudriremos de vergüenza internacional. Nos quedaremos solos en un país al que nadie querrá venir por precaución y ciertos otros, por asco.

Pocos pero algunos se darán cuenta de la pena, de la pena tan grande y tan profunda. De la impotencia salvaje que, a otros, no nos deja ni en sueños.

No hay comentarios: