martes, 4 de noviembre de 2008

We canjeje



El pago por mis servicios y mi dedicación, por realizar todo tipo de labores bajo la dirección del Amor y con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la infancia y de la adolescencia, ha sido un oscuro Expediente.

Es preferible ocultar los delitos de los que he sido objeto, incluido la negación del derecho a la defensa, que hacer justicia.

Este ha sido el premio, en la etapa de madurez, tras ser perseguida por el objetivo de mi vida durante más de 20 años.

Parece mentira que feche este escrito en España; un día después de mi cumpleaños, en el mes de noviembre del año 2008.
El mes de noviembre, el mes de la luna-halcón, permanece en silencio; aterido y desgarrado. Triste. Sin castañas que lo empasten y sin lobos que despierten las noches.
Indiferente a la barbarie, el reloj sigue frecuentando la marcha, y la máquina aprovecha los últimos restos de su artillería, con la grima y el cansancio que se esfuerza en ocultar un maquillaje sin fórmula ni patente, del amarillo al negro, con una buena base de blanco.

La vergüenza de tener que recurrir a la limosna, la tiene que liderar como siempre, el pueblo. Se llame Jose Luis o no, porque igual les da. Ellos no se llaman Jose Luis. Y además, llevan más de cinco siglos demostrándonoslo. Pero porque no les hacemos caso, tenemos la culpa. Por eso no hay pero: es incorrecto.
Tenemos la culpa en todos los órdenes. Porque también en cuestiones de fé, somos herejes.
Es imperdonable que así sea. Por eso, la semana santa pasada, me borré.
Porque gozan con el martirio y la tortura. La celebran. Dicen que nos purifica y nos enseña. Dicen que ese es el milagro mientras se ríen estrepitosamente, por ejemplo, de mi. Por lo bien que les está saliendo la víctima que creen haber creado. Porque la justicia- según ellos- no hace sino levantar rencillas y desacuerdos. Muros en la comunicación. Malestar.
Es preferible anudar todos sus delitos en la cintura del vilipendiado. Torturarle un poco si lo nota, y decirle que lo ofrezca por Dios. Y por todos, claro está.

Como un cordón umbilical que ellos llaman culpa, por la que deben desacerse. Como una bomba, para los estrategas. Como una burla para el indolente. Como una marca para el acomplejado. Como un chorizo para el político. Como una putada para el imbécil... así nos han acordonado.

Hay que encender la chispa.
Si no es ETA que sea la miseria. Los médicos no quieren secundar más matasanos. Que sea entonces la psicología barata de burdel. La incompetencia policial. El pícaro delincuente con licencia de magisterio. El costumbrismo de castañuela. El secuestro administrativo. Las manos fáciles que entraron por favor. Que se disperse la acción, que se ignore a las víctimas.
No perdamos el control. Aprovechaos.

Su lema, puesto que vaciaron los slóganes, sigue siendo el mismo:
"Sin defensa, no hay delito. Podemos (We can, jeje).

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