
El último grito contra el Estado de Derecho en España, es la colaboración gratuita de profesionales de todos los sectores. De gente con y sin recursos.
Especialmente, de la clase media.La clase media de este país, se formó y se informó poco. Compró periódicos habitualmente y revistas de información, pero se privó por el sensacionalismo y por el escándalo, hasta el punto de que para vender había que crearlos.
Daba cierta pereza cotejar la información, buscar y comparar, viajar para conocer, entender el verdadero significado de las palabras. Algo tan sencillo como buscar en el diccionario.
Pero a los detentores del conocimiento y del saber, esta actitud les serenó. No era necesaria una nueva guerra. La clase media se tornó pacifista y belicosa con quien corregía, y aribuyó el rol del inquisidor a quien creyó que la vergüenza, la ignorancia y la brutalidad podían superarse.
Y era cierto que era posible. Y que continuó siendo posible. Pero los detentores aprovecharon sabiamente el dicho y el hecho de que el ser humano es un animal de costumbres.
Poco a poco, primero a través del miedo y sibilinamente a través de la impunidad, la clase media se dio cuenta de que se estaba primando el abuso de poder, y sintiéndose desfallecidos de ilusión, creyeron que la democracia era algo para tontos. Más bien, para ilusos. Y también para aburridos.
Era mucho más divertido devanear con la trampa . Y puesto que el poder judicial vivía bajo mínimos, se turnaron para saber si los ilustrados - los que parecían ser los padres de la Constitución- iban a caer. Y vieron que si. A veces con bala- y muy pocas para evitar enlaces funestos internacionales- y otras, con tramas financieras, o institucionales.
Bueno, hay que ser un poco miope para no unirse a quienes van a ganar. Máxime, teniendo la referencia de la guerra civil. Porque totalmente denostada y olvidada, se utilizó para refrendar el terrorismo.
Es cierto que hay algunas pegas. Por ejemplo, en parte de los paises vecinos. Pero mientras estén preocupados en salvar sus pequeñas goteras y ciertas inundaciones en los más débiles; la cosa : la nostra- puede marchar perfectamente. Pero para despistar, y para vigilar se utilizaron vías de salida. Esto es: los detentores enviaron también- y en mayor medida en comandancia con el nacionalismo- a los suyos.
Era preciso vigilar a las partes que no secundaban el todo. Porque el todo, no puede ser de todos.
Y esa es su verdadera ley : la de un mundo civilizado. Y por otra parte, la de un mundo divertido. Así es como se vende: La metamorfosis es necesaria, pero debe de responder a la realidad.
Aunque existen disidentes que auguran malos tiempos para el materialismo; afortunadamente la gente cree en el dinero como realidad básica y civilizada.
Y mientras así se mantenga, los detentores, seguirán captando seguidores.
Y, espeluznantemente, gratis.
Así que estando las cosas de este modo: ¿Qué pensarán los profesionales de la corrupción y del crimen? Los colaboradores, sus enlaces y su logística...
¿Atentarán contra la clase media para salvaguardar su honor y su cartera?
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