lunes, 7 de febrero de 2011

El deber de la Legítima Defensa

Desde que vi volar los dos BIllones de euros del plan Equal, subvencionados por la UE, con el objeto de dotar a la mujer de un papel promotor a nivel social y empresarial entendí que bajo el paraguas del machismo, se consentía la violación de la Constitución española.
Estos dos billones de euros se desviaron en parte, para formar a ciudadanos de otros países cuyos mandatarios apenas si les habían permitido aprender a leer y escribir. El objeto era que trabajasen aquí.
No se objetó que la fórmula para bajar el sueldo base de la ciudadanía española, pasase por el desvío de los recursos económicos.
Así pues, se anegaron también los recursos humanos en el lodo del subdesarrollo.
Una fórmula perfecta para boicotear la política agroalimentaria y liberalizar posteriormente el comercio con Marruecos.
Habrá quien califique a los españoles de querer encarecer las importaciones mediante su intervención. Pero a efectos, esta vía no se utiliza. Simplemente se nos llama ladrones. Y teniendo en cuenta los hechos es una verdad a medias.
El varón español roba a sus mujeres. De igual forma que es educado el varón ecuatoriano, peruano, dominicano, y también el venezolano y el mexicano.

No excuso al gobierno español de dar la espalda al pueblo argentino en plena depredación de sus bienes por parte, entre otras, de multinacionales que atesoran sus empresas bajo nombre español.
Y no me cabe duda de que el pueblo argentino está mucho más desarrollado que el nuestro en cuanto a la conquista de los Derechos Fundamentales. En civismo y en progreso. Quizás por eso, los cincuentones españoles, les dieron la espalda. No fuera a ser que se les viera comprando acciones de telefónica y de Repsol tras haber deformado una cacerola en el balcón.

Comenta Felipe González, quien se paseaba de la mano de una prostituta de alto standing, que la gente se ha olvidado de las barbaridades que hizo.
No se a qué barbaridades se refiere. Lo que ha supuesto una barbaridad a efectos ha sido el vacío legal y social en el que se ha situado a la mujer española no casada o descasada. Y el insulto que ha manifestado contra las mujeres que no se dejan convertir en mercancía, que debiéramos de ser mayoría absoluta.
Pero también la ciudadana española está mal educada y suele considerar un handicap el tener cargas familiares o el no tener cerca a un varón que la proteja.
Y este es el error.
Porque con el falso avatar de la protección, muchas ciudadanas españolas mueren desprovistas del deber y derecho a la Legítima Defensa.
No existe un cuerpo instrumental básico que la garantice. Y dadas las circunstancias, dejar en manos de la policía o de la sociedad el derecho a la legítima defensa, es un riesgo. Me atrevería a decir, una temeridad.
Hay que tener en cuenta que el varón que asesina utiliza armas. Que es educado en su manejo. Y que por constitución física mantiene una cierta ventaja intimidatoria.
El viejo truco del calmante en la sopa frente a los efectos perversos del alcohol ya no se usa.
Y los cursos gratuitos en defensa personal brillan por su ausencia.
¡Qué bello es un golpe seco inhibidor del conocimiento para la memoria!
Un ahí te quedas bloqueado mientras llamo a la policía, denuncio y escondo los cuchillos.
Un ingreso rápido en alcohólicos anónimos hasta que se venda el piso.

Pero ese spray inhibidor, ese gas lacrimógeno, ese golpe en la sien, esa llave, vienen sin manual de instrucciones para la consumidora. Y nos obligan a tener que utilizar el instrumental sin información previa a sabiendas de que se puede originar una guerra doméstica. El triunfo tan ansiado de tánatos frente a la Justicia.
Y la bendita mujer española es masacrada a gusto del más chapucero asesino, insatisfecho de no haber llegado a francotirador.

Así las cosas, el poder judicial enmudece. Las instituciones insisten en la denuncia a sabiendas de que la represalia es fomentada y secundada por vecinos de toda índole. No ignorando que es lo que el asesino espera para atacar: una señal.

Los responsables del genocidio, alertan de lapidaciones y de ablaciones a más de mil kilómetros o bajo guetos oscuros que acampan en nuestro País. Pero ocultan el más siniestro de los delitos a dos paradas de autobús.
Quizás por aquello de que los curas tampoco hacen nada. Bajo el amparo que les otorga el hecho de que pese a ser María quien fundó la Iglesia, son los hombres quienes detentan la autoridad moral.
Espero no se olviden de que cada asesinato de una mujer delante de su hijo, supone asesinar a Dios.
Y que muchas de nosotras, precisamente por eso, no estamos dispuestas a consentirlo. Pese a que nos prohíban el manual de instrucciones del instrumental inhibidor.
Es preferible cargar con la culpa en el ejercicio de una legítima defensa a secundar el crimen contra la Humanidad.

1 comentario:

Damian! dijo...

Me agrada ver que alguien contradice mis palabras, ajeno al sentimiento propio que me representa. En mi opinion la queja es vanal, dado a que no me ayuda, no me hace evolucionar... odio quejarme, me gustaría actuar. En relación a los otros tópicos como la venganza y el llanto creo que son iguales, son actos vanos que no aportan a la construccion de uno.
Gracias sinceras por pasar, por leer, por prestarle atención.
Un saludo grande.