miércoles, 17 de diciembre de 2008

Inaccesible



Lo que todavía no puede derribar el fascismo en mi País,
es el poder judicial.
Es cierto que muchos de los que lo conforman están desbordados o amenazados . Y no solamente en sus funciones, algunos también en sus personas.

Por eso han comunicado reciente y públicamente que, para el próximo mes de febrero, tienen previsto convocar una huelga.

Si. Parece un contrasentido que el 2009 en España, tras la reciente celebración de los 30 años de vida de la Constitución española, los Magistrados de los Tribunales se encuentren en una situación lo suficientemente grave como para pensar en parar la Justicia del País.


Aunque Fraga, uno de los padres de la Constitución española y exministro o exconsejero de Francisco Franco, pida perdón a Dios por lo que han hecho mal, no basta.
Es cierto que, si no hubera sido él, algún otro hubiera tenido que representar el fascismo en España. Puesto que aunque el alzamiento nacional o golpe de estado de 1936 no fue secundado por la mayoría; posteriormente el régimen era secundado por muchos más que la mayoría (evidentemente, la represión inhibe y determina).

De cualquier forma es lógico que estuviera presente.

Lo que asusta a día de hoy, es que la ideología fascista tenga más presencia económica, social y políticamente que la conservadora, la liberal o la social. Porque el peso del fascismo supera a las ideologías políticas de derechas o de izquierdas. Porque se nutre y participa de todas ellas.

Porque estamos en democracia.

Se alimenta de que, en la memoria colectiva, existe. Así es que, cuando se secuestran documentos, cuando se roba, cuando se ocultan delitos, cuando se persigue, cuando se miente políticamente, cuando se evaden grandes sumas de capitales o cuando se asesina médica o sanitariamente, la gente -de alguna forma- lo comprende y no lo denuncia.

Se deja pasar hasta que se deja.

Observo que más que miedo se siente incomodidad o cierta abnegación ante las figuras de autoridad y perdura el famoso paternalismo o personalismo.

Esta grava pasa factura económicamente. Puesto que nuestros modelos resultan en muchas formas inasequibles y se quedan en casa, incapaces de exportarse. Las cadenas humanas de organización o el famoso trabajo en equipo, nunca son tales porque a los últimos eslabones de la cadena se les deja todo: para lo bueno y para lo malo.

Las imágenes no se mudan, y cuando lo hacen, en lugar de riqueza de pensamiento, generan desconcierto, crítica o duda.

Pero no siempre se es capaz de retroceder. Y muchas veces resulta violento. Por eso, de pedir tanto a la forma, ésta se corrompe. Luego viene el susto, el mirar para otro lado, o el recurso archiutilizado de la tapa.

No me refiero al picoteo. Me refiero a tapar de encubrir.
Tantas y tantas tapas que los jueces no tienen tiempo de ver el guiso. Si es humano o es animal. Si se ha cocinado a ambos y si ha habido tritura. Si ha sido contaminación o axfisia o veneno. Si en todo caso, ha habido algo de verdura que garantice cierta esperanza, cierta naturaleza, o ni siquiera eso.

Lo peor de todo es que tengan las manos atadas a la espalda y que solamente se les deje de utilizar el olfato. Porque probar, mejor no probar: por algo lo tienen prohibido. A veces pienso, que sería deseable que lo hicieran, pero entonces mandarían y a la gente le hablaron del juez como si fuera el temido o el temible.

Me he reído mucho con algunos comentarios sobre la figura del juez Baltasar Garzón y de otros (siempre procuran que sólo salga un nombre, por lo dicho).
Calumniado como si fuera un sacamantecas (figura popular que en su origen se alimentaba de entrañas y posteriormente se cebaba en los bolsillos).
Vetado en sus funciones porque tiene la convicción, a cuenta de los muchos casos que ha juzgado, de que el fascismo no puede ser legitimado. Ni como forma política ni como forma de relación u organización humana.
Tanto es así, que procedió a reconstruir su poder en España a través de las huellas de su reciente pasado; por nuestro presente y por el futuro.

No comprendo cómo alguien puede pensar que trata de enfrentar una ideología conservadora o de derechas con una ideología liberal o social o de izquierdas. O de sembrar rencillas o de provocar malestar. ¿A alguien puede provocar malestar que unas personas encuentren a otras que no saben dónde enterraron?

El fascismo no es ni de derechas ni de izquierdas. Es otra cosa.
No estoy tratando de hacer un homenaje o de secundar a quien evidentemente, se lo merece.
El caso es que al mundo de hace unos años le pareció bien que ayudase a encontrar a quienes no se encontraban ni muertos, por desaparecidos. Por lo visto, no puede ser ahora ni en España. ¿Será una señal?

Lo que planteo es que no hay quien entienda el veto. Puesto que es al fascismo al que hay que vetar y no al poder judicial, puesto que los Derechos Humanos, los Derechos Fundamentales están recogidos en nuestra Constitución de leyes y en las de muchos de los Paises marco.
Claro está que la parada española ha estado en su punto. Aquí no existen ni la conciencia, ni la solidaridad, ni la creatividad argentinas.

Me encuentro aquí y ahora conque se están planteando problemas a nivel ejecutivo. Como si no diera tiempo a leer o se hubiera olvidado el cómo hacerlo. Como si fuera una extensión de la llamada deformación profesional que no tiene casi nadie. Porque no se trabaja tanto como para eso.
Así es que tal y como están las cosas, con tanto funcionario de carrera como de afición al ejecutivo, no se puede andar ni a derechas ni a izquierdas.
Todo está lleno hasta el borde y ¡ay de ti cómo te quejes o no entiendas!

Es la ley del palo la que se advierte. Tienes que quejarte por el que te dicen y si no lo haces, palo. Bastante absurdo porque no dejan de ser dos, tres o cuatro palos de naturaleza distinta, porque ya no hay madera ni fuerza. Hay tornillos o ladrillos o papel o cuerpo.
Al final, cuando ya no queda nada o cuando así se requiere, se va el ánima. La vida.


Por desgracia, lo que podría ser bonito dentro de la dureza y de la injusticia ya no existe.
Se llama humanidad. Y es una extensión de la consciencia de saber que se es más que una hormiga en un hormiguero. Es Amor. Algo que se puede aprender y escoger que consigue acortar distancias incluso abismales. No de una vez, pero si en sumandos.

Se suele confundir el Amor con ciertas cualidades positivas que encarnaban los dioses griegos y romanos. Muchas de las cuales son muy aceptadas convencional y socialmente. Pero no dejan de ser cierta caricatura del primero. Una imitación intencionada y pobre. Que está bien porque inspira cierta ternura y convence si es bella. Pero no se llega.

Por eso, no sirve.

Los que creemos en la Humanidad y en el Amor, nos preguntamos qué hacer con cuánto cuerpo circulante. No porque pensemos en que son malos, sino porque no dejan pasar la luz.

Y lo que buscamos y pretendemos, se comienza a imposibilitar. Como en una pesadilla. Y algo que puede ser natural y casi espontáneo se presenta, se trata y se resuelve, inaccesible.

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